Sí, pienso en ti. Más de lo que creo, más de lo que reconocería o confesaría y, seguramente, mucho más de lo que debería. Siento el cuchillo de la ironía dramática enfrente de mis ojos y quizás -y ojalá- no sea real, siento su filo abriéndome la piel, siento el sonido al quemarme y quebrarme. Mis lágrimas abren surcos profundos en la máscara de la autosuficiencia, tambalean mi pedestal de independencia. Desearía con todas mis fuerzas poder volver a mirarte a los ojos sin convenciones sociales, sin frías capas de burocracia, sin tiempo por delante, sin ropa literal o figurada y volver a sentir un atisbo de "toda la vida". Desconozco cuán loca o ciega hay que estar para, aún, pensar en ti de esta manera. Pero ahora, clávame ese cuchillo que se que empuñas y libérame de las mordazas que enmudecen mis preguntas y libérame, si puedes, de este deseo inquebrantable.
Y sí, quizás me guste estar sola.
Pero quiero estar contigo.
"es tal el vacío insostenible
la letal desidia que amenaza
y siento por momentos la ausencia de ti
carente de todo disidente de nada
muero por impulsos de agonizante grillete"
("El mar no cesa", Héroes del Silencio)
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