Una niña rubia camina por la orilla con un cubo y una pala.
Su madre va a su lado, paciente, de la mano.
A la niña no le gusta la arena seca, camina por la mojada.
Su madre le señala conchas y ella las recoge.
La niña las guarda en el cubo, mira hacia arriba y sonríe.
La madre coge a la niña en brazos para que no toque la arena.
Es hora de volver a casa.
Desde una duna una chica rubia observa el mar.
La playa está completamente vacía.
Camina hacia la orilla descalza.
Sonríe al recuerdo de su aversión infantil a la arena.
En la orilla, las olas le traen conchas y quizás, cenizas de su madre.
Me encantan tus poemas. Me ha llegado mucho la segunda parte, como todo parece solo un bonito recuerdo infantil y de repente bam, lo tiras en la cara del lector en las 2 ultimas palabras.
ResponderEliminarEspero que sigas regalándonos tus pensamientos.
Gracias.