martes, 28 de julio de 2020

Oda a las matemáticas

Camine usted otras veredas, abra usted puertas aunque las encuentre abiertas y doble la arista precisa del prisma para ser la proyección de todos los vértices y trazados perfectos de ejes de abscisas. 

Seré el dominio de todas las funciones, el infinito de los límites y las indeterminaciones, el ángulo obtuso que deshace el vórtice y las tablas de logaritmos en desuso. Las restas con llevadas, las divisiones con decimales y los decimales periódicos; los números primos y la cúspide del triángulo de Tartaglia, una raíz cuadrada a mano alzada y los ceros de Ruffini; una binomial y un montón de probabilidades condicionadas; y el aire acondicionado que se lleva el coma cero de los números redondos, las raíces sobre elevados al cuadrado, los más menos unos y los paseos entre la izquierda y la derecha del igual. La variable despejada, la integral más complicada y la tabla de fórmulas de las derivadas, las fórmulas de volúmenes, áreas y una hoja a modo de chuleta satinada con toda la matemática prescindible del azar plastificada.