viernes, 1 de junio de 2018

Fundido en blanco

[Inspirado por el corto “Padre de hija” de Michaël Dudok de Wit]

Fundido en blanco. Horizonte de acuarelas, hierba enganchada en radios de bicicleta. Óxido. Surcos y grietas en la memoria. Caronte abandonando un río sin agua. Contracorriente, contra el fluir natural de los elementos, cuesta arriba, sin sombra, sin agua. Cuando sólo hay pasado todos los elementos del presente son accesorios. Pedaleando a través de tiempo, de los paisajes conocidos, de la superposición de recuerdos que un ave migratoria se lleva a estados de ánimo mejores. Corriendo para capturar el segundo siguiente. Acuarelas sinuosas. Radios de bicicleta. Correr y frenar en seco. 

Si no hay barca con la que cruzar esperaré en ella a que la inercia de la vida me saque la arena de los ojos. Nítida la despedida, la cuesta abajo, la barca del embarcadero. Sin remos, sin orilla, sin pronóstico, sin cuesta arriba. 

La gabardina de Caronte camuflada entre los árboles, hojas tintadas de acuarelas de vidas pasadas. Cada árbol que dejo atrás se funde a blanco. Cada fundido a blanco se vuelve hoja de libro, recuerdos redactados, recuerdos asimilados. Sobre los pasos por inercia, por rutina, por sombra de ser. 

“Vayamos en bici, creemos el mundo, pedalea hacia delante, vuelve en contradirección. Entre las hierbas de ríos secos encontrarás lo que conoces, tardes lo que tarde y llegues cuando llegues y todas las compañías compartidas estarán. Engancha tus recuerdos en los radios de una bicicleta y cuando en la sequía la barca te espere varada entre las hierbas encontrarás todo lo que esperabas ser”.

Acuarelas fundidas en blanco. 

Cipreses. 

Silencio. 

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