Te levantas y te miras al espejo.
El mismo espejo que viste antes de irte a dormir.
Analizas tus facciones,
el abstracto desorden de tu pelo.
Te miras fijamente a los ojos:
estudias su color,
las pupilas,
las líneas rojas.
¿Quién eres?
El espejo no tiene batería.
Los ojos del antes y el después.
Y querría accionar el botón secreto
y superponer las miradas,
deslizarlo hasta determinados momentos y releerlos.
Muchos ya no están en el servidor.
Me miro a los ojos
con el sonido del agua,
con el ruido del vacío,
con la luz de una hora imprecisa,
con una respiración tras la puerta,
con recuerdos en el cuello y en la nuca,
con marcas en la memoria.
Miro hacia abajo y veo manos.
Tiro de archivo y veo lágrimas.
Me miro a los ojos y vuelvo a dormir.
El espejo lo pongo a cargar.
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