sábado, 20 de julio de 2019

Tarta

Ven y haz una tarta conmigo: Relameremos todos los recipientes y cantidades sobrantes, probaremos masas crudas pre-bizcocho desbordante con la misma sensación de ilegalidad que tiene la tos después de una cucharada furtiva de ColaCao. Miraremos el número exacto de la báscula y cada sacudida del colador que tamiza la harina. Conocerás todo el caos ordenado de la tarta impoluta que observarán las velas. Verás como la harina crea interferencias en la huella dactilar que desbloquea el móvil para leer el siguiente paso. Probarás las migas del bizcocho y lo tocaras caliente. Lucharás contra las hormigas que acechan. 

Haz una tarta conmigo y verás la tarta por dentro: serás cada gramo de harina tamizado, cada reacción química de la levadura y, en una de esas burbujas que quedan en la masa, serás arqueólogo de la repostería, tocarás la cascada de chocolate cuando se filtre por la rendija de tu campamento base, y allí, esperarás el corte imperfecto. 

Haz una tarta conmigo y sabrás que estás en cada partícula de todos los cortes.

jueves, 18 de julio de 2019

Vaho

En el olor de baño recién duchado, un dedo índice, dibuja una letra de vaho; una cuerda senosoidal que recorre las tres dimensiones de los espejos poliédricos. En el oasis no empañado está la imagen invertida del presente; en el fondo, donde los ojos puede palpar las pupilas de otras vidas, están amontonadas las marcas de todos los pasados. En el tacto de la huella dactilar y el vidrio se dibuja una línea imperfecta e incompleta, limitada por las fronteras del espejo visible y de cada uno de los trazos; en esos contornos de ínfimo relieve de partículas acuáticas descienden pequeñas gotas, pequeñas líneas paralelas que pintan unos barrotes de vaho en un mar de reflejos poliédricos. Huele a oxígeno jabonoso escapando por las ventanas, a silencio, a la observación consciente del vaho propio. El vaho se desintegra y las líneas de la condensación pintan la puerta y la llave al otro lado del espejo.