sábado, 2 de mayo de 2020

La lluvia

"No hi ha equívocs"
(Núria Martínez-Vernis) 

Se rompieron las varillas del paraguas, la ropa quedó fuera, una de las hojas de la ventana se abrió y entró agua. Amanezco y llueve; diluvia. Quizás ayer hubo una esquina del cielo que no miré que lo preveía, quizás había algún signo o alguna profecía. Quizás mejor fundir en negro la amalgama de “quizás” y de “y si” posiblemente válida pero totalmente inútil como reparadora de varillas, secadora de ropa o fregona. La lluvia, ahí fuera, es la realidad más inmediata que se impone. Las gotas, el sonido. Tic, tic. tic. Abro como puedo el paraguas destartalado frente a la ventana aún abierta; la luz gris lo atraviesa y la geometría imposible de las varillas rotas hace una sombra en el suelo que es muy poco probable que otro paraguas pueda reproducir. La ropa se mueve con la inercia del viento, con el esfuerzo de ser más pesada; brillan los colores de las pinzas sobre la ropa oscura. Se mueven y disfrutan de una lavado no centrífugo en un baile de libertad textil. El movimiento de la ropa se refleja en el charco bajo la ventana abierta a través del filtro de la tela del paraguas. Observo la escena: un bodegón sonoro ―tic, tic, tic― y en movimiento sobrevenido gracias a la meteorología, a lo incontrolable, a piezas y mecanismos fuera de mi alcance. Miro a través de la hoja de la ventana que quedó cerrada: las nubes, el mundo, las gotas del cristal. Las pupilas en giros de objetivo réflex se ajustan en plano macro para mirar las pequeñas gotas porque esa es la inmediata realidad: llueve. No sirve enfocar más allá, sería una lástimas convertir las gotas en interferencias borrosas. Cuando pare ―si para― detrás del cristal donde solo quedarán sutiles manchas, habrá otra realidad.

"I seize the first possibility, 
is the sea around me"
(Land, Patti Smith)

No hay comentarios:

Publicar un comentario